

LOS MALHECHORES, EL BUENO, EL MALO
Por Francisco P. Ramos-Marrau
Había una vez un distinguido grupo de personas adineradas con influencias y mucho poder que para hacer crecer sus dominios pensaron que organizar una gran fechoría debía hacerse con muchos implicados dentro de sus amigos, porque era una gran acción y todos debían estar involucrados para que nadie delatara a nadie. Se les ocurrió robar todo lo posible a las gentes del lugar y si era posible vender también el lugar. Entre los amigos estaban empresarios, muchos militares, jefes de la iglesia católica, policías del lugar y otros de otros lugares, le pusieron un nombre al plan, se llamaba “Operación Cóndor”, quizás por eso de la cordillera de los Andes y de aves depredadoras. Ojo que tenían también amigos con mucha experiencia en estas cosas que vivían en el Norte.
El plan era ambicioso y fácil por eso de la impunidad. Había que matar a todos los que se opusieran y también, porque no, a los familiares, a los amigos, a los vecinos, no hay nada mejor que en poco tiempo aterrorizar a gran nivel, para poder actuar mejor. Es de reconocer que el plan les salió en ese entonces muy bien, todos los objetivos se les cumplieron: mataron a miles, en un solo lugar secuestraron y todavía no aparecen a 30.000 personas, torturaron claro esta, expulsaron a millones de personas y lo que robaron, que eran billones de dólares, lo pusieron a buen recaudo en los bancos y países de siempre.
Creyeron por eso de la impunidad que todo valía que no les iba a pasar nada para el resto de sus eternidades. Pero la vida, ah, la vida da mucha sorpresas como dice Rubén Blades en Pedro Navaja.
Una de ellas fueron las victimas, un puñado de jueces y fiscales, organizaciones de DD.HH y personas con nobleza, les abrieron juicios lejos de donde ocurrieron los hechos, porque allí, claro, no se podía, y se los abrieron en Suecia, en Francia, en Alemania, en Italia, en Bélgica, y en la “madre patria” que para algo esta, Lo hicieron tan bien y con tanta paciencia que después de un tiempo el mundo entero sabia que se podía castigar a los asesinos y ladrones y también globalizaron dos cosas, una era que esas fechorías organizadas son nada más, ni nada menos, que genocidios, y la otra que la justicia universal ahora existe en la realidad, y no solo en los papeles.
La otra sorpresa es que aparecieron tres personas con el mismo apellido, sin relación familiar: el bueno, el malo, y el monstruo: El bueno, Gabriel Cavallo es un juez que les dijo a todos, con delicadeza , cultura, elegancia y sobre todo con muchos cojones que las leyes que habían hecho para protegerse eran anticonstitucionales y que había que anularlas para poder mandarlos a la cárcel. En los próximos meses vendrá a España honorablemente y seria un placer ir a saludarlo.
El malo, Domingo Cavallo funcionario de los malhechores, de perfil bajo, paso a gestionar la tierra quemada con el famoso “un dólar un peso” a las ordenes de otros de mucho cuidado, Carlos Menen y Fernando de la Rua y casi termina vendiendo todo lo que quedaba en el lugar. No lo logro porque los lugareños, hambrientos, ya hartos, los sacaron a los tres de el centro de operaciones. El malo tiene varios procesos abiertos y no puede salir libremente porque los lugareños si lo encuentran le orinan la calva..
Y el Monstruo, Ricardo Miguel Cavallo, el de la famosa foto en calzoncillos poco sexy, publicada en todos los periódicos del mundo, dentro de la cárcel de México unas horas antes de ser extraditado para que lo juzgue el gran juez Baltasar Garzón, dirigió robos a granel, asesinatos, secuestros, torturas y después de matar a las madres, robaba a los bebes recién nacidos en cautiverio. Era uno de los responsables del campo de exterminio de la ESMA en donde hubo cerca de 5000 detenidos hoy casi todos desaparecidos. De sus monstruosidades pregúntenle al artista de la fotografía Víctor Basterra y al físico Mario Villani, indoblegables, que estuvieron casi cuatro años en ese centro de terror. Robó tanto y gestiono la impunidad bastante bien que tuvo empresas exitosas en el lugar y hasta logro tener influencia económica en el gobierno mexicano, hasta que un señor con buena memoria lo reconoció.
Después de estar tres añitos en la cárcel de México, Hoy esta en la de Soto del Real para ser juzgado por crímenes de lesa humanidad.
El plan era ambicioso y fácil por eso de la impunidad. Había que matar a todos los que se opusieran y también, porque no, a los familiares, a los amigos, a los vecinos, no hay nada mejor que en poco tiempo aterrorizar a gran nivel, para poder actuar mejor. Es de reconocer que el plan les salió en ese entonces muy bien, todos los objetivos se les cumplieron: mataron a miles, en un solo lugar secuestraron y todavía no aparecen a 30.000 personas, torturaron claro esta, expulsaron a millones de personas y lo que robaron, que eran billones de dólares, lo pusieron a buen recaudo en los bancos y países de siempre.
Creyeron por eso de la impunidad que todo valía que no les iba a pasar nada para el resto de sus eternidades. Pero la vida, ah, la vida da mucha sorpresas como dice Rubén Blades en Pedro Navaja.
Una de ellas fueron las victimas, un puñado de jueces y fiscales, organizaciones de DD.HH y personas con nobleza, les abrieron juicios lejos de donde ocurrieron los hechos, porque allí, claro, no se podía, y se los abrieron en Suecia, en Francia, en Alemania, en Italia, en Bélgica, y en la “madre patria” que para algo esta, Lo hicieron tan bien y con tanta paciencia que después de un tiempo el mundo entero sabia que se podía castigar a los asesinos y ladrones y también globalizaron dos cosas, una era que esas fechorías organizadas son nada más, ni nada menos, que genocidios, y la otra que la justicia universal ahora existe en la realidad, y no solo en los papeles.
La otra sorpresa es que aparecieron tres personas con el mismo apellido, sin relación familiar: el bueno, el malo, y el monstruo: El bueno, Gabriel Cavallo es un juez que les dijo a todos, con delicadeza , cultura, elegancia y sobre todo con muchos cojones que las leyes que habían hecho para protegerse eran anticonstitucionales y que había que anularlas para poder mandarlos a la cárcel. En los próximos meses vendrá a España honorablemente y seria un placer ir a saludarlo.
El malo, Domingo Cavallo funcionario de los malhechores, de perfil bajo, paso a gestionar la tierra quemada con el famoso “un dólar un peso” a las ordenes de otros de mucho cuidado, Carlos Menen y Fernando de la Rua y casi termina vendiendo todo lo que quedaba en el lugar. No lo logro porque los lugareños, hambrientos, ya hartos, los sacaron a los tres de el centro de operaciones. El malo tiene varios procesos abiertos y no puede salir libremente porque los lugareños si lo encuentran le orinan la calva..
Y el Monstruo, Ricardo Miguel Cavallo, el de la famosa foto en calzoncillos poco sexy, publicada en todos los periódicos del mundo, dentro de la cárcel de México unas horas antes de ser extraditado para que lo juzgue el gran juez Baltasar Garzón, dirigió robos a granel, asesinatos, secuestros, torturas y después de matar a las madres, robaba a los bebes recién nacidos en cautiverio. Era uno de los responsables del campo de exterminio de la ESMA en donde hubo cerca de 5000 detenidos hoy casi todos desaparecidos. De sus monstruosidades pregúntenle al artista de la fotografía Víctor Basterra y al físico Mario Villani, indoblegables, que estuvieron casi cuatro años en ese centro de terror. Robó tanto y gestiono la impunidad bastante bien que tuvo empresas exitosas en el lugar y hasta logro tener influencia económica en el gobierno mexicano, hasta que un señor con buena memoria lo reconoció.
Después de estar tres añitos en la cárcel de México, Hoy esta en la de Soto del Real para ser juzgado por crímenes de lesa humanidad.
Es un ejemplo de lo que les va a pasar al resto de la banda. El monstruo, herido de muerte, se revuelve para sacarse las rejas de encima, pero ya es demasiado tarde, aunque los malhechores estén protegidos todavía por el consejo de ministros del presidente Aznar.



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